
En su exposición en la segunda Cumbre Aseguradora Argentina, realizada en la Bolsa de Comercio, el economista tucumano Ricardo Arriazu delineó los desafíos económicos del país, centrándose en la estabilidad del tipo de cambio y la confianza como ejes clave. Según el analista, la economía argentina enfrenta un punto de inflexión tras las elecciones, con dos posibles caminos definidos por el resultado electoral y la capacidad del Gobierno para generar respaldo político.
Arriazu explicó que la economía opera de manera distinta por su carácter bimonetario, donde el dólar predomina como unidad de cuenta más allá de transacciones menores. “Si se mueve el dólar, al día siguiente todo se mueve. Por eso, mientras el dólar es unidad de cuenta, lo más importante es tenerlo tranquilito”, afirmó, defendiendo un esquema de tipo de cambio controlado, similar al crawling peg vigente hasta abril, antes del acuerdo con el FMI. Criticó la flexibilización del cepo cambiario, que derivó en una mayor demanda de dólares, un riesgo país superior a 1000 puntos y una caída en la actividad económica. “Desde ese momento, el BCRA no compró ni un dólar. Que alguien me explique dónde está la ventaja, porque yo no lo entiendo”, cuestionó.
El economista también abordó la percepción internacional sobre la deuda argentina. A pesar de tener una de las deudas de mercado más bajas del mundo, señaló que “como somos estafadores seriales, todo el mundo quiere que les mostremos el dinero, cómo les vamos a pagar”. Esta desconfianza, sumada a la incertidumbre política, eleva el riesgo país y complica el acceso al financiamiento externo.Sobre el futuro inmediato, Arriazu fue claro: “No hay dudas” de que el Gobierno priorizará mantener el dólar estable hasta las elecciones, ya que “esa es la clave del programa”. Sin embargo, alertó sobre la fragilidad del plan económico frente a los resultados electorales. Si el Gobierno logra un tercio de las bancas en el Congreso, suficiente para evitar juicios políticos o rechazos de vetos, “mantiene el apoyo de Estados Unidos y claramente la economía cambia de la noche a la mañana”. En cambio, si no lo consigue, “dudo que Estados Unidos siga apoyando”, lo que podría desencadenar un salto cambiario.

Arriazu enfatizó que las corridas cambiarias han sido una constante en las crisis argentinas. “De los últimos 44 años, en 20 tuvimos crecimiento negativo, y cada año fue por una corrida cambiaria”, advirtió. Por ello, defendió la intervención del Banco Central para contener el tipo de cambio, utilizando reservas propias y el respaldo externo de Estados Unidos, que calificó como un préstamo “no para gastar”, sino para enfrentar “dudas de corto plazo”. “Ganarla con recursos propios es muy doloroso, pero definitivamente vale la pena. Alguna vez hay que ganárselas, para que la gente tenga dudas antes de comenzar una corrida”, afirmó.
El analista se mostró crítico con propuestas de flotación cambiaria, argumentando que no se adaptan a la realidad bimonetaria del país. “Yo soy un exflotador. Lo defendía hasta que vi cómo funciona distinto un país que es bimonetario”, explicó, y desafió: “Los que quieren flotar, ¿qué dicen si el dólar cae? Eso no vale. Los que dicen que hay que comprar reservas y flotar lo que quieren es una devaluación”. En este sentido, destacó que Argentina es “el segundo país del mundo con mayor devaluación acumulada” y abogó por atacar el “costo argentino” para mejorar la competitividad, en lugar de recurrir a soluciones cambiarias que calificó de “magia” ineficaz.
Finalmente, Arriazu subrayó que el déficit fiscal es “la madre de todas las batallas” y que su eliminación es fundamental para sostener la estabilidad. Sin embargo, advirtió que un resultado electoral adverso podría derivar en un Congreso que busque romper el equilibrio fiscal, poniendo en riesgo el apoyo externo y disparando el dólar a niveles impredecibles. “Si las elecciones salen mal, se acaba el apoyo de Estados Unidos y el dólar se va a cualquier nivel. Y si gana, baja, pero ¿a cuánto? ¿$1300? ¿$1350?”, reflexionó, destacando la incertidumbre que rodea al plan económico.